“Matrimonio
Homosexual”
Fundamentación débil desde la teología relativista de Gianni Vattimo.
Fundamentación débil desde la teología relativista de Gianni Vattimo.
1.-
La Cosa Pública y Participación ciudadana
Podemos definir al Estado como una forma de organización
social, económica, política, soberana y coercitiva, formada por un conjunto de
instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida nacional en
un territorio determinado. Al poder del Estado, lo legitiman las leyes
establecidas por la misma comunidad que habita el territorio nacional, es
decir, el pueblo, mediante sus representantes que participan activamente dentro
de la política. Para Aristóteles, todo
Estado está conformado por una asociación de familias que tienden a un bien
común y que conforman un pueblo, y una asociación de pueblos que finalmente
deriva en el Estado. Pero es la familia la base fundamental para la
legitimación del Estado, es la familia quien decide lo que se hace y lo que se
deshace en la Res Publica o “Cosa
Pública”.
En la tradición política occidental y particularmente en
México, existe históricamente una tendencia a identificar lo público con el
gobierno, de tal suerte que públicas vienen a ser las instituciones del
gobierno, las empresas del gobierno se reconocen como públicas, los gobernantes
son seres públicos y así sucesivamente; sin embargo, es necesario hacer una
distinción fundamental entre lo público y lo gubernamental. Pero desde hace
algún tiempo, la ciudadanía se encuentra cada vez más participativa, retomando
su poder político y exigiendo para sí lo que es su derecho fundamental, es
decir, tomar decisiones por cuenta propia. Esto mismo nos recuerda Manuel Canto
Chac cuando nos dice que: “Si tomamos
como imagen lo que ha sido el estilo tradicional de tomar decisiones en México
vemos que ha habido un cambio importante en las últimas tres décadas;
anteriormente, las grandes decisiones que se tomaban sobre la política o la
economía se reconocían como asuntos internos del gobierno, hoy pasan por un
proceso de discusión y los diversos actores sociales reclaman que se tome en
cuenta su opinión, e incluso elaboran propuestas alternativas a las del
gobierno, reivindicando su derecho no sólo a opinar, sino también a decidir.[1]”
Ahora, la manera en que la sociedad civil puede reclamar
sus derechos ante el estado y modificar la estructura misma del estado para
adecuarlo a las necesidades de sus integrantes, es precisamente mediante la
elaboración o modificación de las políticas públicas, que Manuel Ribeiro
Ferreira nos dá una primera definición de las políticas públicas y su función,
pues estas: “viene(n) a ser la ejecución
del concepto de Bienestar Social mediante un conjunto de acciónes tendientes a
mejorar las condiciones de vida en lo social, económico y jurídico, de manera
que se favorezca la igualdad entre los ciudadanos. A grandes rasgos implica la
mejora de la calidad de vida y de la gestión de actuaciones políticas, así como
de las posibilidades de desarrollo personal y de satisfacción de necesidades.[2]”
Pero para ello es necesario que los ciudadanos sean reconocidos en su pleno
derecho de participar dentro de la conformación de las normas y reglas
establecidas, que tenga acceso a ellas y se le permita discutir, dialogar sobre
su vialidad, su pertinencia y su posible modificación. La participación
ciudadana es entonces el motor del cambio y de la transformación del Estado y
es a través de las políticas públicas por las que se pueden realizar dichos
cambios para la mejora social. Tomemos
ahora una segunda definición de las políticas públicas, tomada ahora de Manuel
Canto Chac, quien las define como: “cursos de acción tendentes a la solución de
problemas públicos acotados, definidos a partir de un proceso de discusión
entre actores sociales diversos y con mecanismos de participación de la
sociedad.[3]” Esto implica que en tanto que seres racionales los individuos
tenemos capacidad de comunicarnos y, a través del intercambio de argumentos,
lograr acuerdos que nos beneficien a todos, lo público es entonces el proceso a
través del cual, vía la discusión racional, nos ponemos de acuerdo sobre lo que
a todos nos conviene. Paso ahora hacia
la discusión y debate actual con respecto a la definición de familia.
2.- Igualdad
y diversidad en la familia
Teniendo en cuenta que
la familia es considerada como la base del estado, la forma en que se la
conciba reflejará la visión y organización del Estado. Podemos afirmar que la
familia heterosexual, monogámica y reproductiva, es la que el estado busca
perpetuar como una estructura normativa que se institucionaliza y que recibe
toda la atención y beneficio que las políticas públicas ofrecen. Ésta
concepción de la familia, es la que se considera como la normal estructura
familiar que sostiene al estado, y por ello el enfoque de las políticas
públicas está destinado a este tipo de familias. En su afán de proteger a “La
familia”, el Estado interviene no sólo a través de sus programas de apoyo, sino
también mediante las leyes y los procedimientos civiles y penales, concebidos
todos ellos dentro de un marco ideológico que sostiene un discurso acerca de lo
que es una familia. Pero la promoción de un modelo familiar considerado como
normal, puede provocar la
marginalización de estructuras familiares diferentes, pues cualquier variación
a dicha norma, es descartada como familia y nada más claro es el asunto de la
familia homosexual, que actualmente vive uno de los debates más candentes con
respecto a si el estado debería considerar la unión entre dos personas de un
mismo sexo como familia y por ende, proporcionarles los mismos beneficios a los
cuales las familias hetero-normativas tienen derecho y otro tipo de familias
no, tales como:
- Derecho a la fiscalidad conjunta.
- Derecho a prestaciones sociales en caso de defunción o discapacidad del otro miembro de la unión.
- Derechos laborales (en bajas relativas a la necesidad de cuidar al otro miembro de la unión, por ejemplo).
- Derechos relativos a la nacionalidad.
- Derecho de acogimiento.
- Derecho a la adopción conjunta.
- Derecho al reconocimiento legal de los hijos del otro miembro de la unión.
- Derecho al acceso a la inseminación artificial.
El estado positivo, debe
velar por la seguridad y la estabilidad de las familias que lo conforman, y no
excluir a los grupos minoritarios de los beneficios que éste podría
proporcionarles. Pues si definimos a la familia como un entramado de relaciones
socioculturales con un vínculo afectivo y económico que busca la realización de
ambos miembros por la felicidad, es menester que el Estado provea de las
facilidades para que dicha familia pueda realizarse plenamente. Pero más
importante es que el estado reconozca a las minorías sexuales, entre otras,
como miembros de la comunidad política, capaces de tomar decisiones
pertenecientes a la vida pública.
“La condición del
reconocimiento pleno se daría en aquellos casos donde los Estados están
dispuestos a eliminar aquellas prohibiciones legales que
estaban ancladas en las reservas sobre la legitimidad del grupo social como
genuino integrante
de la comunidad política. Como se afirma desde la sociología de la sexualidad y la
teoría queer, los derechos concedidos (o denegados) a las minorías sexuales reflejan
visiones colectivas sobre el afecto y el respeto que se han de sentir hacia las
prácticas, estilos
de vida y comportamientos públicos y privados de los miembros de estas minorías[4]”
Dicho reconocimiento,
implicaría un cambio en la mentalidad del ser humano con respecto a las
relaciones sociales y la concepción del hombre mismo. Pues la aceptación de las
minorías, es la aceptación de la diferencia, de la otredad y de la diversidad,
condición necesaria para adaptarse a una realidad compleja y multicultural, en
donde la pluralidad de visiones rompe con la idea de una única forma de ver las
cosas y debilita las posturas absolutistas, tales como las de la Iglesia, que
ha sido uno de los mayores obstáculo para que el reconocimiento de estas
minorías sexuales sea tomado como válido ante el estado. Ciertamente, aunque
vivimos en un estado separado de la iglesia, sigue recibiendo una enorme
influencia ideológica y ésta moldea el sistema axiológico con el cual se rige
el estado. Esto nos lleva a nuestro siguiente punto.
3.- Dios y el Estado
Sabemos ahora que las
políticas públicas son establecidas por los miembros de la comunidad que
participan activamente dentro de la cosa pública y que el establecimiento de
las mismas depende de la discusión y argumentación realizada con los
participantes, por lo que cada modificación de las políticas públicas se
sustenta en la ideología dominante, que se vuelve opinión generalizada. En un
país como el nuestro, la opinión pública se encuentra fuertemente influenciada
por la Iglesia y la opinión de ésta se vuelve la opinión una gran mayoría. Y
sabemos que la opinión de la Iglesia con respecto a la homosexualidad no es muy
buena, y mucho menos sobre la unión entre personas del mismo sexo. Pero vamos a
ver cuáles son los fundamentos y las argumentaciones de las que se sirve la
Iglesia con respecto a este tema.
El filósofo italiano
Gianni Vattimo nos explica que la humanidad se ha arraigado a los valores
arcaicos de una doctrina que ya no nos pertenece. Así nos dice que: “Es cierto que ya no se busca leer en
la biblia la descripción del cosmos y las leyes del movimiento de los astros,
pero sigue hablando de una
, a la que las leyes civiles deberían conformarse
para no traicionar la del hombre. De aquí surgen las luchas
contra el divorcio, el aborto, las uniones homosexuales, así como la
desconfianza hacia toda manipulación genética, incluso las que tienen sólo
fines terapéuticos.[5]”
Para Vattimo, seguimos
adheridos a una antropología bíblica, en el que el hombre posee una esencia
inmutable dictaminada por Dios Padre de manera absoluta, como una verdad
inamovible e inviolable, por lo que las variaciones culturales con respecto a
la sexualidad y a las relaciones afectivas son actos contra-natura. Es entonces
la idea de una “naturaleza humana” la que sostiene este discurso para
argumentar en contra de toda modificación de la estructura familiar
tradicional. “Dentro
de la lucha contra los homosexuales la Iglesia comprende
muchas intenciones distintas: en lo fundamental, y a menudo de forma legítima,
la defensa de la del ser humano, que aquella ve amenazada
por las biotecnologías, por la manipulación genética, etc.[6]”
La
argumentación de la Iglesia con respecto a este tema, es que hay que mantenerse
fiel a la esencia humana establecida por Dios Creador. Desde luego, para Vattimo no existe una naturaleza humana
como tal, pues el ser humano es un ser histórico, cultural, en movimiento
constante, que no depende de estructuras metafísicas ni esencias inmutables,
sino que posee su pura existencia de manera flexible y moldeable y en ello
radica su libertad. Esta noción de la naturaleza humana, como constituyente
metafísico de lo que el hombre , proviene de un absolutismo fundamentado
en la revelación divina, situándonos en un paradigma regido
por el Dios Padre, metafísico, absoluto, autoritario e inmutable. Alan Badiou
nos dice que: “El discurso griego y el
discurso judío son ambos discursos del Padre. Es por eso que fundan las
comunidades en una forma de obediencia (al Cosmos, al Imperio, a Dios o a la
Ley).” [7]
Pero para el filósofo italiano, dicho fundamento ya no
tiene validez ni vigencia dentro de los tiempos modernos. Tomando el precepto
de Nietzsche que dice que “Dios ha muerto”, Vattimo nos recuerda aquel
acontecimiento bíblico que se conoce dentro de la teología cristiana como la
“Kenosis”, en la cual Dios se vacía en Jesucristo, toma mortalidad y renuncia a
su trascendencia, entrando en el plano de lo mundano, se seculariza, es decir,
entra en la esfera del espacio/tiempo, se vuelve un ente cambiante, histórico,
cultural y por tanto, relativo, es decir, se “debilita”, ya no se conceptualiza
como verdad absoluta, sino una verdad débil, relativa. Para Gianni Vattimo,
estamos en transición hacia a una nueva cosmovisión derivada del Dios Hijo,
relativista, dinámico y por tanto “débil”. Ante la multiplicidad de ideas, de
visiones, de interpretaciones, Vattimo propone un pensamiento “débil”. “La kénosis, que es el sentido mismo del cristianismo, significa que la salvación
consiste ante todo en romper la identidad entre Dios y el orden del mundo real;
en definitiva, en distinguir a Dios del ser (metafísico) entendido como
objetividad, racionalidad necesaria, fundamento. (…) Un Dios
del ser metafísico ya no puede ser el Dios de la verdad definitiva y absoluta
que no admite la diversidad doctrinal alguna. Por eso puede llamársele un Dios
. Un Dios si se quiere. (…) Es a la
experiencia de un Dios diferente a éste a la que son llamados los cristianos en
el mundo de la multiplicidad explícita de las culturas”[8]
Conclusión:
Ante la posibilidad de entablar diálogos racionales con
el estado, para construir nuevas políticas públicas destinadas a salvaguardar
el derecho de las familias a establecerse en formas diversas e incluyentes,
hemos de tener en cuenta que las bases ideológicas en las que se fundamenta un
estado, son las que definen lo que es una familia y por tanto los derechos a
los que ésta puede acceder. Si seguimos pensando al ser humano desde la óptica
de una antropología bíblica, con una esencia inmutable e inalterable, entonces
estaremos negando la posibilidad de lo diverso y lo múltiple, la otredad
excluida y rechazada. Pero ante los nuevos descubrimientos de la ciencia, tanto
en el campo de la neurología, de la física cuántica e incluso del internet, la
evidencia de la pluralidad y la diversidad nos muestra un universo complejo y
múltiple.
Para poder concebir un concepto más amplio de familia,
reconociendo el derecho de la diversidad de formas, hay que revisar los
fundamentos filosóficos con los que concebimos al ser humano y sus
posibilidades de relacionarse conyugalmente según las normas establecidas. En
la manifestación de este multiverso, la palabra del Dios Padre ya no tiene
vigencia, y es en el paradigma del Dios Hijo en el que ser humano puede
permitir la ruptura de la tradicional concepción de la familia, y conceder al
matrimonio homosexual los derechos de establecerse como una familia y formar
lazos afectivos, económicos y sociales que sean reconocidos ante el estado.
BIBLIOGRAFÍA:
FERREIRA, Manuel
Ribeiro. Familia y política social,
ed. Lumen 2000.
CANTO CHAC,
Manuel. Introducción a las politicas
públicas
SCAVINO,
Dardo. Pensar sin certezas. Ed.
Paidos
VATTIMO,
Gianni. Adiós a la Verdad, Ed.
Gedisa.
[1] CANTO
CHAC, Manuel. Introducción a las
politicas públicas. P. 2
[2] FERREIRA,
Manuel Ribeiro. Familia y política social,
ed. Lumen 2000. P. 16 y 17
[3] CANTO
CHAC, Manuel. Introducción a las
politicas públicas. P. 2
[4] Ibidem. P. 4
[5] VATTIMO, Gianni. Adiós a la Verdad, Ed. Gedisa. P. 66
[6] Ibidem.
P. 69
[7]
SCAVINO, Dardo. Pensar sin certezas.
Ed. Paidos P. 182
[8] VATTIMO,
Gianni. Adiós a la Verdad, Ed.
Gedisa. P. 71
No comments:
Post a Comment