Wednesday, December 8, 2010

El Símbolo y su Función Religadora

El Símbolo y su Función Religadora

Introducción:

El hombre, en su relación con el mundo, no se conforma con la interacción meramente reaccionaria e instintiva como las demás razas animales, sino que ha desarrollado una nueva forma de existencia, mediada por aquel producto que lo vuelve único, diferente a las demás especies. “El hombre- dice Ernst Cassirer- ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentran en todas las especies animales, hallamos en el como eslabón intermedio algo que podemos señalar como sistema “simbólico”. Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana. (…) El hombre no solo vive en una realidad mas amplia, sino, por decirlo así, en una nueva dimensión de la realidad.” 1 Y esta nueva dimensión de la realidad, este universo simbólico que se encuentra ejemplificado en la cultura, se abre entonces el enigma y el misterio, sobre la función real del símbolo Por medio de este ensayo, me propongo investigar el papel que desempeña el símbolo en la creación de la cultura, y en la integración del hombre a esta nueva dimensión de la realidad.

1.-El hombre, un ser anfibio.


El hombre es un ser anfibio, del griego αμφι, ('ambos') y βιο, ('vida'), que significa "ambas vidas" o "en ambos medios". Es decir, que es un habitante de dos clases de realidades enteramente diferentes. Por una parte, nace y se desenvuelve solamente en el universo físico, tangible y concreto, pero al poco tiempo empieza un proceso de metamorfosis que lo lleva a instalarse a otra realidad de lo inmaterial, intangible y abstracto. Esto mismo nos menciona Cassirer con su afirmación de que el hombre “Ya no vive solamente en un puro universo físico sino en un universo simbólico El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana.”2 Y es esta otra realidad compuesta de signos, imágenes y símbolos, donde logra desenvolverse plenamente, insertándose en una realidad con una lógica distinta a la del universo físico. El universo simbólico se convierte en una especie de placenta, una matriz que envuelve al ser humano y lo alimenta de los símbolos necesarios para interactuar con esta otra dimensión de la realidad. La cultura, se convierte en el medio transmisor de signos, costumbres, actitudes, técnicas, conocimientos y demás productos culturales que le permiten al hombre adquirir las herramientas con las cuales manifestar su voluntad en la sociedad. Pero esta realidad simbólica, se encuentra tan íntimamente arraigada en la percepción humana, que el hombre ya no puede ver mas allá de esta matriz cultural. “En lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial.”3

2.-El Universo Simbólico


El universo simbólico, es aquel con el cual percibimos la realidad. Pues siempre llevamos con nosotros el bagaje cultural que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida y cada vez que percibimos la realidad, la percibimos atravez de estos filtros simbólicos que nos ha heredado la cultura. Toda experiencia nueva, la intentamos asimilar y encuadrar con los esquemas y conceptos que ya portamos en nuestra mente, para poder traducirlo al lenguaje, al sistema racional con el cual nos explicamos la realidad. Pero hay experiencias que simplemente se salen, que no encajan, que se desbordan por los limites de la razón. Fenómenos desconocidos, experiencias limítrofes y misterios que nos parecen oscuros, pues la luz de la razón no alcanza a dilucidarlos. Cuando estos fenómenos suceden, crean una ruptura, un hueco por donde el universo lingüístico que compone nuestra realidad, se rompe, y deja una herida por donde se escapa el sentido, el significado que hemos construido para explicar nuestra vida. Ante dicha experiencia del sin-sentido, atiende la función simbólica de nuestra razón. Ya lo describía Durand: “El dominio predilecto del simbolismo: lo no-sensible en todas sus formas; inconsciente, metafísico, sobrenatural y surreal. Cosas ausentes o imposibles de percibir”4
El símbolo, evoca algo ausente, algo que no se termina de explicar con las palabras. Muestra realidades que van mas allá de la comprensión enteramente racional. “El símbolo es, pues, una representación que hace aparecer un sentido secreto; es la epifanía de un misterio”.5 Y en su función de representar lo inefable, abre las puertas a un dialogo racional, o mejor, a una relación entre el mundo de las palabras, el régimen diurno y aquello inalcanzable, misterioso, nocturno. El universo simbólico, matriz que envuelve al hombre, es el orden y tejido que da sentido a la existencia del hombre. Y es cierto, lo que menciona José Maria Mardones acerca de la función del símbolo, y yo lo ampliaría hacia el universo simbólico, como aquello que proporciona el sentido necesario para habitar cordialmente la existencia. “El hombre es un animal extraño: necesita eso que denominamos para poder vivir. Sin sentido el ser humano muere por depresión, suicidio o, sencillamente, inanición. (…) El sentido es así como el alimento del espíritu humano.”6 Mardones menciona también, que la realidad física, el universo tangible, en su pluralidad de formas y su cruda exposición, se manifiesta como oscura, fría e inhabitable, y es la razón y mas específicamente, la razón en su cualidad de interpretar lo simbólico, lo que logra tejer aquella substancia acogedora que llamamos sentido. “El sentido proporciona luz, orden, claridad, que equivale a la razón de ser de la vida humana.”7“El sentido es, el lado luminoso, ordenado, bello que justifica y legitima al ser humano en su aventura de la vida. El sentido proporciona sutura al descosido de la realidad rota; urdimbre y textura a lo inarticulado; junción a lo separado; relación e implicación al hiato del mundo ; calor de hogar al desamparo.”8

El símbolo abre puertas de significado para aquello de lo cual la racionalidad pragmática no encuentra conexión. La ciencia, en su afán de explicar los meros fenómenos objetivos, fríos y aislados, no logra explicar mas afondo el por que de dichos fenómenos, mostrando únicamente la realidad desértica y carente de un sentido humano. Le hace falta esa cualidad religadora que le es perteneciente a otras disciplinas, como la filosofía, las artes, la religión Dichas disciplinas producen son capaces de producir símbolos, imágenes, signos y parábolas que intentan religar con lo inefable.“El sentido se desvela en la relación. El medio relacionador es el símbolo.”9 “Lo bello y lo religioso no son objetos, son una relación finalmente. El sentido es una relación ordenadora, juntora, articuladora, iluminadora e implicativa que vincula la escisión radical en que primariamente se nos manifiesta la realidad. No busca tanto la descripción del mundo en que vive el hombre, cuanto el como vive ese hombre en relación con dicho mundo.”10

3.-El puente imaginario.

Es por esto, que la imaginación se vuelve en una de las facultades humanas mas importantes para la construcción de un significado y de una relación con el universo.“El ser humano a la búsqueda de sentido, del desvelamiento de un cosmos, un orden ausente, se ve impelido a usar su imaginación.”11 La imaginación, es entonces una cualidad creativa y creadora, es decir, permite al hombre esta capacidad cuasi-demiurgica de crear, dar un orden, un sentido a aquello que aparece sin una conexión aparente. La imaginación, siempre se presenta como una fuerza subversiva, que provoca una ruptura y una rebeldía, pues no se conforma con lo dado, sino que busca formas nuevas de explorar la realidad, abre caminos de forma innovadora y abandona el terreno de lo concreto para aventurarse hacia lo desconocido.“Es conveniente darse cuenta que este trabajo imaginativo acontece siempre dentro de un determinado ámbito o espacio de imágenes y hasta de cultura. Son imágenes ligadas que exploran posibilidades hasta lograr en el juego de la transgresión la emergencia de un sentido nuevo”12Así, al religar y juntar las distintas realidades, el hombre se vuelve en un conector, en un puente intermediario del universo simbólico, compuesto de ideas, de mitos, de representaciones y el universo físico de lo concreto, lo sensible y lo visible. El hombre, en su cualidad de ser anfibio, se vuelve también un transmisor, que interactúa en ambas realidades y que su existencia intermedia, lo sitúa en una posición fundamental, viéndose impelido a usar la razón y la imaginación en conjunto para formular el símbolo, que le permita crear nexos entre ambos universos.“La racionalidad simbólica se sitúa en el ámbito de un conocimiento indirecto y no sensible. El objeto de conocimiento simbólico, ya lo señalamos, se ocupa de la relación, entre lo objetivo y lo subjetivo, lo presente y lo ausente, lo material y lo espiritual, el destino y la libertad.”13

El hombre es entonces, un ser capaz de conectar ambas realidades y en este puente, en este balance y equilibrio de universos, encuentra un hogar, un sentido y un mundo cálido, humano. El símbolo, pues, participa también de lo eterno, de lo trascendente y de lo cósmico, pues tiene inherentemente la cualidad de significar una infinidad de cosas, de las cuales, el lenguaje selecciona y configura un significado adecuado a las determinaciones temporales de alguna cultura en particular o mas aun, de una psique especifica. Pero nunca puede terminar de extraerse el significado completo y concreto de un símbolo, pues al participar de aquello que se escapa de las particularidades culturales, psíquicas y temporales, jamas se encuentra en ningún momento dado.“El símbolo no puede ser tratado exhaustivamente por el lenguaje conceptual. (…) Muestra un arraigamiento pre-linguistico, vital, cósmico, que nos remite a otras disciplinas para su análisis, como pueden ser el psicoanálisis o la fenomenología de la religión. (…) En su dimensión no verbal, apunta hacia los confines del discurso entre bios y logos. El símbolo religioso, por su parte, se encuentra ligado al cosmos, a la realidad totalizante y sobrepoderosa en su capacidad de significar.”14

Conclusión:

Podemos concluir diciendo que el símbolo, tiene la función de conectar al ser humano con una realidad trascendente, supra-racional, de la cual el hombre se sirve para encontrar el puente que le permita descubrir un sentido a su existencia. Pero el significado extraído del símbolo, se adecua únicamente a esta realidad actual, presente y viviente, sin terminar de agotarse en su capacidad como significante y significador. “Efectuar una interpretación es un acto de constreñimiento sobre el símbolo: se le fuerza a expresar algo determinado”15. Por esto, aunque alguna cultura particular utilice algún símbolo con determinada significación, con el paso del tiempo y las transformaciones y revoluciones sociales y del conocimiento, el símbolo también transforma su significación, acomodándose para proveer este otro significado mas adecuado a las nuevas formas de percibir el universo. Por esto, el símbolo se conserva de forma eterna, proveyendo una infinidad de significados.

La tarea del hombre con respecto al símbolo, es descifrarlo, extraer significado y con ello transformar la visión del mundo, de manera que le permita encontrar los nexos necesarios para relacionarse con el universo y habitar en un universo con sentido.“La racionalidad simbólica se sitúa dentro de las acciones transformativas del ser humano de construir un mundo humano, es decir, un mundo abierto. (…)La dimensión imaginal del pensamiento es fundamental para la donación de sentido y la superación de los limites de lo dado.”16 Así podemos decir, que el hombre, como conector de mundos, se sirve del símbolo, ya sea en su creación o en su interpretación, para encontrar un puente que lo lleve a una realidad trascendente.

Bibliografía:
Ernst Cassirer – Antropología filosófica. Ed. Fondo de cultura económica. 1975.
G. Durand – La imaginación simbólica Ed. Amorrortu. 1971. P. 14
Jose Maria Mardones – La racionalidad simbólica Ensayo de compilación Sym-bolon. Universidad Nacional Autónoma de Mexico.