El impulso prometéico: Rebeldia Cosmica y
Dinamismo
¿Quién me ayudó contra
la arrogancia de los titanes,
quien me salvó de la esclavitud
de la muerte?
No lo has logrado todo tú,
santo corazón ardiente
y ardías joven y bien,
engañado, gracia de salvación
para el durmiente allí arriba.
la arrogancia de los titanes,
quien me salvó de la esclavitud
de la muerte?
No lo has logrado todo tú,
santo corazón ardiente
y ardías joven y bien,
engañado, gracia de salvación
para el durmiente allí arriba.
-Prometeo,
Goethe
Abstract:
La Rebeldia, es un acto paradójico, que hace cuestionarse el orden
establecido y rompe los límites que mantienen encerrado al ser dentro de un
antiguo instinto de auto-conservacion. La ruptura de estas cadenas que
esclavizan, libera al Ser de su estancamiento en-si-mismado y permite el flujo
hacia un constante devenir, movimiento y transformación. Esto es el Dinamismo,
y su fuerza motora es el impulso rebelde, que podemos identificar incluso en
las dimensiones ontológicas y arquetípicas, con el mito de Prometeo para los
griegos y el de Lucifer para el cristianismo. La rebeldía marca la existencia
de una fuerza de cambio y movimiento, que permite que las sociedades no se
estanquen y liberen pulsos de creatividad e innovación, que reaniman al hombre
en su eterno dinamismo entre el Orden y el Caos, la Tradicion y la Innovacion,
el Bien y el Mal. El Impulso Prometeico es sin duda un arquetipo que se
encuentra encadenado en las profundidades abismales del inconsciente y surge
cuando aparece la necesidad de gritar un “Ya Basta”, cuando el Poder que se
supone Absoluto restringe tanto las libertades esenciales, que no queda de otra
más que obedecer a este impulso encadenado, que de estancado, se ha vuelto
furioso. Prometeo anda suelto en las conciencias del México actual, y su
rebeldía amenaza con romper los últimos vestigios de un orden que ya no nos
satisface. El colapso de ese antiguo Orden está cerca, y en la ola del Caos
creciente en la actualidad Mexicana, podemos advertir el inevitable
advenimiento de Prometeo y su furia titánica.
1.- El Hombre, un Ser
Paradojico.
Existe un impulso dentro de la misma naturaleza humana, una
fuerza interna que le hace cuestionar, y eventualmente negar aquello que
considera injusto, innecesario, incorrecto. Es esta fuerza que le permite tomar
consciencia de su integridad, de aquello que lo hace tomarse como ente en
libertad, misma libertad que se vuelve paradójica cuando se vuelve sobre sí
misma. La paradoja (del griego παράδοξος)
es una idea extraña, opuesta a lo que se considera verdadero o a la opinión
general. En otras palabras, es una proposición en apariencia verdadera que
conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido
común. Y lo más característico de las llamadas contraculturas, es precisamente
esta actitud de ir en contra de la opinión pública, por considerarla
inadecuada, manipulada y restrictiva. Pero para entender a las Contraculturas,
debemos primero analizar aquel impulso primigenio que lo lleva a levantarse en
contra de los límites sociales y existenciales, es decir, la rebeldía. El
hombre, al cuestionarse lo que aparenta ser real, encuentra una contradicción
entre lo que se percibe y lo que se supone deber ser. Y cuando se trata de cuestionarse
a sí mismo, se encuentra libre de rebelarse contra aquello que se supone que
debe ser. Albert Camus nos diría que “El
hombre es la única creatura que se niega a ser lo que es[1]”Y
es justamente esta cualidad de negación, de rebeldía, lo que lo convierte en un
ser sujeto al cambio y en posibilidad de ejercer su libertad. La rebelión,
entonces, es una cualidad esencial del ser humano y se expresa en sus actos y
sus pensamientos cuando se encuentra una estructura, un orden y un límite que
le parecen que no debiesen de existir. Camus se hace esta misma pregunta "¿Qué es un hombre rebelde? Alguien que dice
que no. (…) ese “no” afirma la existencia de una frontera[2]”.
Esa frontera, marca los límites, los muros que impiden la libertad del
hombre rebelde. Aunque la rebelión siempre surge como ruptura y desencanto,
esta tiene cualidades benéficas que le permiten al hombre seguir avanzando. La
rebelión es profundamente positiva, pues revela lo que hay que defender siempre
en el hombre. En sociedad, el espíritu de rebelión no es posible sino en los
grupos en donde una igualdad teórica, encubre grandes desigualdades de hecho.
La rebelión es el acto del hombre informado que posee conciencia de sus
derechos. Pero la rebelión no es tan solo un acto que se despliega ante el
acontecer histórico dentro de lo político y lo social, sino que posee profundas
dimensiones metafísicas, mitológicas y arquetípicas, que tocan las raíces de
todo cuanto compone al hombre y llega incluso a identificarse como un aspecto
fundamental del Ser.
2.- Prometeo y las
Cadenas Rotas
En el mito de Prometeo, podemos ver ejemplificado este
espíritu de rebeldía, del titán que se burla del dios rector griego Zeus,
ridiculizándolo por su poca perspicacia. Prometeo desafía la autoridad de Zeus
y le roba el fuego, para otorgárselo a los humanos, por esto, los griegos
consideran a Prometeo como el Dios protector de la humanidad, el que trae el
fuego a los hombres. En la literatura griega, representada en <Prometeo Encadenado> de Esquilo,se
expresa el tema en el que Prometeo es
una historia de advertencia y precaución para no incurrir en la hybris, es decir, un orgullo y
arrogancia desmedidos, pecado en el que incurre Prometeo al desafiar a los
dioses. Por este pecado, Prometeo es atrapado con cadenas de hierro a una roca
dentro del Cáucaso, donde está condenado a que un águila devore su hígado por
toda la eternidad. Y Prometeo permaneció encadenado hasta inicios del siglo
XIX, época en la que el movimiento conocido como el Romanticismo, se rebela
contra los valores racionalistas de la ilustración francesa, y enaltece como
sus principales valores la búsqueda de la libertad, la creatividad y la
autonomía, buscando en las profundidades de las pasiones humanas, la
imaginación, el arte, la poesía y los sueños. En esta época, el escritor Percy
Shelley escribe <Prometeo Liberado>
en 1819, continuando la historia
de Esquilo, desencadenándolo y
regresándolo a la libertad, desde la cual se convertirá en un nuevo héroe
rebelde, invitándonos a trascender todos los limites. De igual manera, Prometeo
aparece en pinturas, esculturas y poemas de diversos artistas y poetas, como
figura que reta la autoridad divina. Dentro de estas figuras que rescatan la
imagen de Prometeo, podemos destacar a Johann Wolfgang Von Goethe y a Lord
Byron, especialmente un fragmento del poema de este último:
¡Titán! En ti
combaten
Sufrimiento y voluntad,
que al no poder matar torturan.
Tu delito fue la bondad,
de atemperar con tus preceptos
la suma del dolor humano,
y fortalecer al Hombre con su
propia mente;
aunque impedido como fuiste
desde lo alto,
de tu energía paciente, sin
embargo.
Tu resistencia y rebeldía
de tu impenetrable Espíritu
que ni la Tierra ni el Cielo
podrían doblegar,
una poderosa lección
heredamos.
Sufrimiento y voluntad,
que al no poder matar torturan.
Tu delito fue la bondad,
de atemperar con tus preceptos
la suma del dolor humano,
y fortalecer al Hombre con su
propia mente;
aunque impedido como fuiste
desde lo alto,
de tu energía paciente, sin
embargo.
Tu resistencia y rebeldía
de tu impenetrable Espíritu
que ni la Tierra ni el Cielo
podrían doblegar,
una poderosa lección
heredamos.
Prometeo – Lord Byron
El mito prometeico se permeo en los intelectuales del
romanticismo, por su amor a los textos clásicos de los griegos, que veían en
ellos las formas más bellas de expresión humana y una mayor cercanía a las
fuerzas cósmicas que trascienden el entendimiento humano y que en la antigüedad
llamaron . Sin embargo, el paradigma dominante en la época
moderna pertenece a otro Dios, ese padre todo poderoso del Cristianismo y éste
suplantaba la mitología griega con su propia mitología hebrea, por lo que la
figura del rebelde cósmico ya no es representada bajo la imagen de Prometeo, y
habría que analizar el mito cristiano desde sus propias representaciones
mito-poéticas, para comprender los trasfondos psicológicos en los que deambula
el rebelde cósmico dentro del cristianismo.
3.-Lucifer y el Dios
Imperalista
Dentro del paradigma Cristiano, la idea de Dios se propone
como la del padre absoluto, es un Dios personal y autoritario, que mantiene una
relación viva con el ser humano a través de la revelación, en la cual expresa
su naturaleza divina y exige al hombre que le crea y que lo adore. La Biblia,
el libro de revelación divina, pasa entonces a ser el testimonio de esa
realidad superior y un mandamiento de obediencia hacia las leyes del creador.
Esta noción personalista de Dios, facilita entonces el reclamo humano, la queja
existencial puede ahora ser emitida hacia el Ser que se revela como creador,
Dios es el objeto absoluto al cual el ser humano dirige su reclamo sobre el
mundo, al cual considera un espectáculo de sinrazón y un escenario de
condiciones injustas e incomprensibles. Albert Camus nos confirma: “La rebelión, después de todo, no se
imagina sino contra alguien. La noción del dios personal, creador, y por lo
tanto responsable de todas las cosas, da solo su sentido a la protesta humana.
(…) La historia de la rebelión es, en el mundo occidental, inseparable de la
del cristianismo.”[3]Y
es precisamente dentro de los orígenes del Cristianismo, de donde surge esta
otra mitología fecunda en rebeldía cósmica, aquella rebeldía que se lanza
contra el objeto último y absoluto, contra la máxima representación del Orden,
las Leyes y los Limites, es decir, la rebeldía contra Dios. En 1667, John
Milton escribe <Paraíso Perdido>
en donde describe la rebeldía de Satán contra Dios, poniendo bajo la lupa a
este personaje que simboliza el mal y el desorden dentro de la perfección
divina. Prometeo, o lo que este representa, no aparece en el Cristianismo, sino
bajo la forma y nombre de Lucifer, el ángel rebelde que desafía la autoridad
divina y su orden establecido, retándolo e insistiendo en un estatus de
igualdad. Sin duda, podemos hacer análogos al personaje de Lucifer y Prometeo,
pues poseen las mismas cualidades y un mismo patrón mitológico. Ambos se
rebelan contra la autoridad divina y ambos son condenados a un inframundo[4]
en el cual habrán de sufrir eternamente. Las dos figuras se relacionan con el
fuego y la destrucción, pero una de las cualidades del fuego, es la luz. Es
evidente la analogía de la Luz con el entendimiento, el artificio humano con el
cual puede atravesar la oscuridad y la ignorancia, el conocimiento con el cual
guiar la propia existencia ante los oscuros abismos del cosmos. Lucifer viene
del griego Lux que significa “Luz” y Feros que significa “Llevar”, por lo que
el conjunto se traduce como “Portador de Luz”. Aunque después de la caída, a
Lucifer se le renombra como “Satán” que significa “Adversario”. Pero Prometeo
aparece en la Teogonía, como un bienhechor, un héroe que se alza valientemente
contra un tirano caprichoso, que ejerce su poder de manera desmedida, es una confrontación
de voluntades en torno a distintas ideas del bien y de la verdad. Es un
enfrentamiento directo contra el Poder, el cual castiga a su retador con una
condena de dolor y sufrimiento. El mensaje es claramente una advertencia para
no desobedecer al poder superior, de lo contrario se ejercerá el dolor y el
sufrimiento por parte de la autoridad, para reprimir la rebeldía. En cambio, la
rebelión de lucifer adquiere una dimensión ontológica más profunda, ya que el
motivo de la rebeldía, es el reclamo por un estatus de igualdad, una lucha
entre principios, la cual termina en el dominio del Orden divino, y la
expulsión de todo lo contrario, el Caos profano, hacia los abismos infernales
del sin sentido. Se establece entonces la separación absoluta, entre Orden y
Caos, Bien y Mal, la Verdad y la Falsedad. Y así, el universo se fragmenta en
dos realidades ontológicas, que se encuentran en una lucha eterna, una
confrontación perpetua, en la cual la rebeldía y el desafío al orden
establecido, se identifican con el Mal, mientras que el orden aparece como
sagrado e inamovible. Esto mismo nos dice Camus, cuando afirma que
“No puede haber para el ser humano sino dos universos posibles, el de lo
sagrado (o de la gracia, para hablar el
lenguaje cristiano) y el de la rebelión.[5]”
Habiendo triunfado el Dios del Orden y de las Leyes, comienza
entonces la conquista de esta divinidad por encima de todas las otras, el poder
absoluto de la Verdad revelada arrasa rápidamente con todas las demás creencias,
todas las visiones que no son compatibles con la palabra de Dios. Todo aquel
que adore a un Dios que no sea Yave, el Dios imperialista, es atacado y quemado
en nombre de la ley divina. Los herejes se encuentran por todas partes, adorando
a sus dioses paganos, pues la Verdad Absoluta, no permite la pluralidad de
Dioses, las múltiples perspectivas. La diversidad es reprimida y sólo puede
existir una forma correcta de hacer las cosas, solo existe un Bien y un Orden y
todo lo demás es el Mal y el Desorden. Los mismos filósofos comienzan a
identificar a Dios con la Verdad, con el Bien, con el Uno y con el más
perfecto, absoluto e inmutable Ser. Pero desde dentro de las mismas filas de
los cristianos, en los principios de su formación y de su origen, emergen
grupos heterodoxos, que poseen una visión radicalmente distinta a la de los
cristianos. Me refiero a los Gnósticos, los primero grupos cristianos, a los
que los padres de la Iglesia consideran como los más grandes heréticos. La
mitología gnóstica, brevemente expuesta, nos dice que el Dios verdadero y
absoluto va más allá de nuestra comprensión y de nuestras limitaciones humanas,
por lo que el Dios abrahamico, Jehová, del antiguo testamento, no es más que un
impostor, un Demiurgo. El Demiurgo no crea el mundo, sino solamente le da un
orden a la masa caótica y amorfa que es la materia. Pero al ser en sí mismo un
Dios defectuoso, el Demiurgo crea un universo fallido, roto e imperfecto. De
ahí que exista el mal, como un error cósmico de esta figura que intenta darle
un orden al caos. Pero gran parte de las sectas gnósticas consideran al Bien y
el Mal como principios iguales, dos fuerzas eternas que están en constante
choque, ninguna superior a la otra, ambas poseen un mismo grado de realidad.
Luego, el Demiurgo intenta imponer sus leyes y se revela como el único Dios por
medio de la revelación, haciendo que sus creaturas se dobleguen ante su
autoridad. Pero los Gnósticos desafían la autoridad del Dios judeo-cristiano, Jehová
y van en búsqueda del Dios verdadero, por medio de un contacto íntimo y directo
con el conocimiento divino o <Gnosis>.
La Gnosis es el conocimiento liberador, que despierta la semilla de la
divinidad interna inherente al hombre, con el cual logra trascender las
limitaciones de un cuerpo terreno y defectuoso, para ascender devuelta al
universo espiritual, real y perfecto; contrario a la Fe, que ellos suponen como
una mera creencia, artificio del cual se sirve el Demiurgo para que los hombres
se dobleguen ante su voluntad. No es de sorprenderse que las distintas sectas
gnósticas repudien el autoritarismo y reclamen el valor del individuo pensante
en su búsqueda personal para llegar con la verdadera divinidad. Los Gnósticos
adoran a todas las figuras rebeldes de la Biblia, como los Ofitas, que adoran a
la serpiente que ofrece el fruto prohibido a Eva, y que ellos consideran como
la criatura más representativa de la sabiduría, ya que lo que realmente ofrece
es el conocimiento oculto y secreto del Dios verdadero, por medio del fruto
prohibido, la Gnosis. También están los Cainitas, que adoran a Caín, el primer
asesino, que mata a su hermano como una forma de sacrificio ritual y ofrenda
hacia Dios, el cual se ofende por dicha ofrenda de sangre y le castiga, pero
Caín se muestra entonces desobediente y emprende su rebelión en contra de Dios.
4.- La Rebeldia
Cosmica y el Impulso Prometeico
El mito es una forma de conocimiento un tanto oscura, que
debemos ahora analizarlas bajo la óptica de los estudios en Mitologia y
estudios comparativos de la religión, que ha elaborado el historiador de
religiones Mircea Eleade. Para Eleade, el Mito expresa de manera simbólica e
intuitiva, una especie de ontología primitiva, una explicación de la naturaleza
primordial del Ser. El lenguaje del mito, expresa de manera pre-logica una
cosmovisión imbuida con la imaginación y la representación antropomorfizada de
los principios cósmicos que rigen el universo, y el drama de la relación del
hombre frente ese misterio del mundo. Ahora, procedemos a descifrar estas dos
estructuras mitológicas, de Prometeo y de Lucifer, en donde podemos encontrar
que existen fundamentos metafísicos que explican la rebeldía en las
cosmovisiones primitivas. Y podemos distinguir también que la Rebelión Cósmica
consiste en aquella lucha constante contra los límites del universo que lo
atrapan dentro de sí mismo, es una lucha que se convierte en el único medio de
liberación y camino para el auto-conocimiento. Camus nos diría que
“La rebelión metafísica es el movimiento por el cual un hombre se alza
contra su situación y contra la creación entera. (…) el rebelde metafísico se
declara frustrado por la creación.[6]”
Pero la creación misma se vuelve entonces un campo de batalla, uno en donde
principios contrarios luchan por la realización de sus ideales, pero siempre
existe una fuerza autoritaria, que domina en la mayor parte de lo existente y
que se asume como el Orden absoluto, con el cual impone sus leyes y sus
designios ante lo demás. El espíritu de rebeldía aparece como aquel que rompe
la ilusión de lo perfecto, se muestra como la contradicción en el discurso, su
misma existencia representa un elemento caótico y por lo tanto, una
incoherencia dentro del supuesto Orden. El rebelde busca una realidad superior,
desafía la noción del orden establecido y busca un orden más elevado y más
perfecto.
“El movimiento de rebelión aparece en él como una reivindicación de
claridad y de unidad. (…) Este se alza sobre un mundo destrozado para reclamar
la unidad. Opone el principio de justicia que hay en el al principio que ve
practicado en el mundo.[7]”Y
en esa lucha, esa ruptura entrópica y caótica, se expresa la rebeldía como una
fuerza inherente al mismo Ser, que le permite salirse de sí mismo, que rompe
los limites estáticos para dar movimiento y dinamismo, transformándose en
Devenir. Esa tensión entre lo Activo y lo Pasivo, el Ser y el Devenir, el Acto
y la Potencia, es finalmente el drama
cósmico del cual participa el Impulso Prometeico como factor de cambio. La
rebeldía es esa fuerza activa y destructiva que va derribando los muros que lo
encierran, para permitir el paso a la innovación, la transmutación de las
formas y el eterno fluir del universo. Funciona como catalizador del cambio,
mudanza que es expresión misma de la totalidad cambiante de lo existente que se
actualiza en cada instante. Así mismo, Camus nos dice que “[La rebelión] fractura al ser y le ayuda a desbordarse. Libera
oleadas que, de estancadas, se hacen furiosas.[8]”
Es asi, como podemos afirmar que la Rebelion como cualidad Cósmica, permite
el flujo dinámico del Ser, al abrir paso a la innovación y al movimiento,
principios esenciales de un universo en constante devenir.
Pero existe también otra visión e interpretación acerca del
significado de la Mitología. Y eso lo podemos apreciar con el filósofo,
psicoanalista e historiador de religiones inglés Joseph Campbell que nos dice
que: “Con el descubrimientos de que los
patrones y la lógica de los cuentos de hadas y de los mitos corresponden al
sueño, las quimeras del hombre arcaico que hace mucho tiempo han sido
desacreditadas, retornan dramáticamente al primer plano de la conciencia
moderna (…) La mitología, en otras palabras, es psicología mal interpretada
como biografía; historia y cosmología. La psicología moderna puede traducirlas
devuelta a sus denotaciones propias, y así rescatar para el mundo contemporáneo
una rica y elocuente documentación de las más intensas profundidades del personaje
humano.”[9]
Campbell afirma que la mitología refleja toda la gama de potencialidades
psíquicas del hombre, mediante las fantasías arcaicas que rigen en la mente del
ser humano y que se llaman Arquetipos. Este concepto lo toma del psicólogo
suizo Carl Gustav Jung, quien menciona que los arquetipos pueden ser
considerados como tendencias, potencialidades de realización que adquieren su
plena significación cuando se expresan en la realidad del mundo perceptible.
Son principios que expresan patrones de comportamiento, tipos de personalidad y
visiones particulares del mundo. Podemos concluir entonces que Prometeo es un
arquetipo, un impulso psíquico inherente a las profundidades de la psique
humana, que lleva a al hombre a romper con los límites de lo establecido,
desquebrajando el orden imperante, en búsqueda de un orden más alto y más
justo. Es por esto que todo movimiento social, político, artístico, religioso y
de toda índole humana, que se manifieste en contra de un supuesto orden
absoluto en su lucha constante por la libertad y los valores que se presumen
supremos, o en otras palabras toda contracultura, obedece a un impulso
arquetípico, una tendencia inherente a la psique humana que le lleva a
quebrantar los límites y efectuar la rebelión como un modo de manifestar las
fuerzas psíquicas del Impulso Prometeico.
Conclusión: contra el
Demiurgo.
En
la actualidad existen muchos movimientos disidentes, mucha indignación con
respecto a cómo las figuras monolíticas de autoridad están llevando a cabo las
decisiones. En Chile, ha ganado mucha fuerza el movimiento estudiantil por una
educación publica gratuita y de calidad, en España, el movimiento del 15-M ha
reunido a mas de 7 millones de personas en una protesta contra el mal manejo
gubernamental, piden democracia real y que se realicen cambios profundos en la
política y en la economía. Lo mismo aconteció en Libia y Siria, y no podemos
dejar de hablar de los Indignados de Wall Street. En México, la imagen
cuasi-mitológica que representa el poder del trono, es decir, el presidente, es- por decirlo en términos mito-poéticos- el Demiurgo, el
dios falso e imperialista que se alza como el límite a vencer, como la
autoridad usurpadora que oculta la verdadera libertad detrás de las pantallas
de un mundo como de espectáculo. El mundo entero está escuchando la voz de
Prometeo, que poco a poco está siendo liberado de las profundas cavernas del
inconsciente colectivo, para resurgir con una fuerza de cambio radical en el
globo. La desobediencia civil y el activismo son sus expresiones y es tan solo
cuestión de tiempo, para que las cadenas que sostienen a ese titan, se
desprendan. Has sentido ya, el impulso prometeico?
[1]
Camus, Albert. El Hombre Rebelde, Editorial
Losada, S. A. (1953) P.21
[2]
Ibídem. P. 22
[3] P.
41
[4]
Al respect del tema del inframundo, James Hillman tiene un tratado titulado
“Sueño e inframundo”, en donde identifica al inconsciente con la figura
mitológica del Inframundo. Este mismo autor, expresa en otro libro, “Pan y la
pesadilla”, el hecho de que el cristianismo ha reprimido ese aspecto oscuro y
lo ha desterrado hacia el inframundo, al inconsciente, que busca rebelarse de
las represiones racionales del (ese demiurgo de la psique!) y se
representa con otra de las figuras míticas de la antigua grecia: Pan, el dios
cornudo, con patas de cabra, cuya imagen será tomada por el cristianismo y le
llamará < el diablo>.
[5]
Ibid. P. 32
[6] Ibid. P. 34
[7] Ibid. P. 36
[8] Ibid. P. 27
[9] Joseph Campbell, The hero with a thousand faces, Bollingen
Series / Princeton. 1973. P. 256
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