Sunday, August 30, 2009

Teatro de Ilusiones

Debo confesar que he batallado demasiado en encontrar la inspiración para escribir este cuento. Anteriormente ya he escrito muchos otros, a veces escribo más de 5 cuentos cortos por día. Pero por alguna razón, no había logrado extraer aquella substancia misteriosa que te posesiona y te obliga a escribir las historias que rondan por tu cabeza, ese liquido explosivo y caprichoso que toda persona que se dedique a la creación, llama Inspiración. Tuve que revisar una y otra vez mi memoria almacenada ¿Como fue que había logrado escribir otros cuentos antes? ¿Había algún camino secreto para poder llegar a la inspiración? Yo tenía que saberlo, quería conocer el elixir de la creación. Así es que viaje hasta los rincones más oscuros, para preguntarle a los más grandes escritores sobre como obtener inspiración. Cabe mencionar que los tres escritores que visite, son un tanto excéntricos y quizás un poco chiflados.

Primero fui con el argentino Sergio Jerlob Gus. Famoso por escribir “Los laberintos del Edén”, una compilación de cuentos cortos. Este individuo esta envuelto en mucho misterio, pues dicen que nunca tuvo ninguna relación sentimental, se considera a si mismo asexual. Tiene una inmensa fortuna y con ella ha construido un laberinto dentro de su mansión. Es poseedor de una de las bibliotecas más antiguas y prestigiadas del mundo, donde almacena ejemplares que se consideran reliquias, hay gente que compara su biblioteca, con la de la mítica Babel. Es un ávido consumidor de libros, y tiene un talento impresionante para retener todas y cada una de las palabras y comas y espacios que conforman un libro, dentro de su memoria. Por esto último, a veces le llaman. “Gus, el Memorioso”. Dentro de los círculos literarios, se rumora que Sergio Jerlob Gus, pertenece a algún estilo de secta secreta, que se dedica a buscar un punto en el espacio en donde todo converge y desde donde todo se percibe al mismo tiempo, se especula que los miembros de esta secta le llaman el “Aleph”. Todas estas historias que se cuentan alrededor de Sergio, me han hecho pensar que quizás él sepa donde puedo encontrar un trozo de inspiración, así es que fui a visitarlo a su mansión.

Cuando llegué a su mansión, me recibió su criado y me hizo pasar a la biblioteca, donde se encontraba este gran escritor sentado, absorbiendo con las pupilas un libro entero. Es un hombre pequeño, un poco robusto, con el cabello blanco y comportamiento muy fino, un tanto amanerado. Estaba con un saco gris y corbata color vino. Al percatarse de mi presencia, se retiró los lentes de lectura y volteo a verme con una expresión seria y cansada. Yo le pregunto: “¿Recibió usted mi carta?” con lo que el responde moviendo la cabeza para arriba y para abajo en un intento de afirmación exagerada, y luego sonríe y me dice: “Con que deseas saber como se construyen los cuentos, ¿eh?”. Y entonces se levanta me lleva a dar un recorrido por su laberinto, mientras yo le planteo mis dudas y mi corta experiencia como escritor y el sólo escucha. Después de un rato de caminar sin abrir la boca, finalmente se detiene, en medio del laberinto y me voltea a ver. “Para traer un cuento a la vida, primero tienes que recorrer toda una serie de laberintos circulares, caminos que se bifurcan y se enredan y chocan y desaparecen en la existencia. Escribe todos los días, escríbete a ti mismo, plasma tu existencia en el universo de las letras, dale vuelo a tu personaje y guíalo por el camino de la paradoja. Eventualmente, llegaras al lugar donde producen los cuentos.” Al terminar de decirme eso, se disculpó y me dijo que tenía que volver a su lectura y que había sido un placer conocerme.

Aunque fue un tanto emocionante visitar a Sergio Jerlob Gus, realmente no me sentía inspirado todavía y me dejó mas dudas en la cabeza. Así es que decidí ir a visitar a otro de los escritores a quienes admiro. Esta vez se trataba de la británica Megan Nilia la famosa autora de “El Príncipe de las Historias” quien seguramente podrá decirme cómo escribir un sencillo cuento, pues su vida misma parece todo un cuento. Dicen que desde que era una niña, buscaba fervientemente la existencia de las hadas y tenia una inmensa colección de mariposas y otros insectos con alas. Creció en un ambiente lleno de actores y cirqueros, por eso le atraen tanto los títeres y las mascaras. Ya de adulta se casó y tuvo una hija, pero al poco tiempo, tanto su esposo como su hija, murieron en un terrible asesinato ocurrido dentro de un hotel donde había una convención de “Coleccionistas Seriales”, que luego se descubrió que se trataba de una reunión masiva de asesinos seriales y psicópatas. Después de eso, Megan empezó a vestir solamente de negro y se compró una torre oscura, donde actualmente vive. Yo visite la torre y al entrar, quedé fascinado por la impresionante colección de títeres, mascaras y llaves diferentes que colgaban en el interior de toda la torre. Arriba se encontraba Megan, tomando vino tinto y observándose a si misma através de un espejo. Ella me saludó cordialmente y me contó unos desagradables chistes de necrófilos y pederastas. Después de un rato le conté sobre mi falta de inspiración, a lo que ella buscó darme algunos útiles consejos: “La vida misma es un cuento querido, a veces hay que aprender a observar, a apreciar la esplendorosa obra de teatro que se nos muestra frente a nuestros ojos. Los cuentos y las historias son como verdades a medias, reflejos de la realidad que se interpretan para el espectador.” Megan camina hacia un pequeño escenario de títeres, se posiciona detrás de este, agarra algunos muñecos y empieza a mover sus cuerdas. “Pero tienes que llegar a entender la totalidad de la creación. Los títeres, el público y el titiritero, son parte de la historia también. Es el Teatro de Ilusiones lo que tú buscas, la fábrica de sueños donde sucede el proceso creativo y se construyen toda clase de historias.” Después de esto, Megan me entrega una llave antigua de plata y me dice:”Este es tu boleto para el Teatro de Ilusiones, es todo lo que te puedo decir.” Tan fría y tan seca se despidió de mí y me sacó de la torre.

Después de contemplar la enigmática llave que me dio Megan, me quedé simplemente confundido, ya no sabía qué debía hacer. Esto de la llave debe de ser algo simbólico, me imagino, pero no entiendo cómo es que la llave, con su mero valor simbólico, me puede llevar a escribir un cuento. Pero existe alguien más con quien lo puedo consultar, es un experto en símbolos y en significados ocultos. Su nombre es Tarris Morgonn, y es un escritor escocés un tanto desconocido, pues sus obras son una mezcla bizarra de ocultismo y contracultura. Sus historias forman una extraña contorción de significados encriptadas con fórmulas alquímicas y lenguajes arcanos. Encontrarlo no fue tarea fácil, pues este autor del libro clandestino titulado: “Caosfera Invisible”, es un místico urbano que se la pasa viajando bajo los efectos del acido lisérgico y por lo tanto, nunca lo puedes encontrar en un lugar estable. Afortunadamente, tiene un club de fans que van siguiendo su rastro y suben la información de su actual paradero a una página de Internet. Gracias a eso, logre llegar al metro subterráneo de Londres, donde decían que se le había visto por última vez. Cuando llegue, era de noche y ya casi no había gente en la estación, lo cual me hizo sentir un poco de escalofríos, pues era un lugar muy oscuro, las luces parpadeaban y se descomponían cada cierto tiempo. Luego, el ruido abrumaba todo el lugar cuando uno de los vagones subterráneos pasaba a toda velocidad, como con un rugido vacío y centellante. Las paredes se encontraban llenas de graffiti, uno encima del otro, lo que creaba la ilusión de que existían capas y capas de letras ocultas, códigos secretos y criptogramas detrás de la última pintura de aerosol. Me quede contemplando detenidamente uno de esos graffiti que decía “King Mob” que por alguna extraña razón me parecía familiar…

De pronto, una mano se posa sobre mi hombro y cuando me volteo, veo a un tipo calvo, con lentes oscuros, la cara totalmente cubierta de piercings y tatuajes por todo su cuerpo. Lleva una gabardina negra y una camisa blanca con la cita “Novus Ordo Seclorum”. Inmediatamente lo reconozco, pues se trata del mismísimo Tarris Morgonn. Antes de que yo pudiera decir cualquier cosa, Tarris empieza a hablar, como si estuviese recitando algún estilo de oración religiosa: “El camino que recorres se dirige hacia la nada, hacia el lugar donde nada tiene sentido. Tu búsqueda por inspiración te llevará a contemplar uno de los espectáculos más privados del universo, con actores invisibles y escenarios tan reales, que te provocarán una inmensa confusión y ya no sabrás qué es realidad y qué es ficción. La locura ritual esta cerca, sigue el rastro y avanza hacia el misterio infinito…” Terminando de decir esto, Tarris alzo su brazo para señalar algo detrás de mí. Me gire para poder ver y pude distinguir un graffiti que me parece que no había visto hacia unos momentos. Este decía “Teatro de Ilusiones”. Entonces volteo para preguntarle más a Tarris, pero no lo vi por ningún lado. Fue como si nunca hubiese estado ahí, sin ningún sonido, ningún movimiento y tan rápido como llegó, desapareció. Se esfumó y regresó a la nada. Y aquí es donde me encuentro yo, totalmente confundido, con una llave y un nombre. El Teatro de Ilusiones… ¿que se supone que eso significa? Me encuentro solo, en el metro subterráneo con las luces desvaneciéndose a cada instante. Escucho el ruido de uno de los vagones pararse y abrir sus puertas. Parece que me está esperando a mi, así es que decido subirme.

Ya estando adentro, el vagón comienza su marcha. Me siento un tanto decepcionado, todavía no he podido escribir un cuento. Miro hacia arriba, a donde están las indicaciones y las distintas paradas del metro. Pero algo anda mal aquí, pues el letrero dice:

Primera Estación – confusión
Segunda Estación – Locura
Tercera Estación – Fin del Camino
Ultima Estación – Teatro de Ilusiones

Me levanto y volteo a ver a ambos lados, pero parece que no hay nadie más aquí. El metro sigue andando, y me parece que ya ha estado marchando por mucho tiempo, debería de hacer alguna parada en algún momento. Creo que solamente estoy un poco cansado y confundido después de todos los consejos tan raros de los escritores. Todo esto de los cuentos, el camino de la paradoja, el teatro de ilusiones y los actores invisibles, debe ser tan sólo un juego de mi mente cansada, parte de mi imaginación. No estoy seguro, pero siento que el metro sigue su camino con una ligera curvatura, esta avanzando en círculos, pero conforme pasa el tiempo, los círculos se vuelven más notorios y más pequeños, entonces el camino del metro es en espiral. Esto ya me esta asustando, avanzo hacia donde se encuentra el piloto, quizás no sepa lo que está pasando, llego hasta el ultimo vagón, desde donde se puede ver al piloto de espaldas a través de un vidrio. Le toco, para llamar su atención y lo que sucede a continuación me saca de juicio. El piloto voltea con una cara de madera, un muñeco gigante que se sostiene por cuerdas en sus extremidades. La cuerda que sostiene su brazo derecho se mueve y esto provoca que el piloto señale un letrero que dice: “No molestar al piloto”. Inmediatamente, el títere del piloto cae al suelo y las cuerdas lo vuelven a levantar y a ponerlo en su lugar. ¡Esto es una locura! ¿Que es lo que esta sucediendo? Mi respiración se acelera, siento mi corazón como un constante martillazo al pecho. Observo por las ventanas del metro, acabamos de atravesar por unas cortinas rojas, la velocidad del vagón esta en aumento, los círculos se reducen cada vez mas y mas. ¡Esto no puede estar sucediendo! Debo de estar soñando…

Finalmente el metro se detiene violentamente. Las puertas se abren y yo salgo inmediatamente. El metro esta enroscado en si mismo pero extrañamente hay una alta puerta doble de madera con una hendidura de plata, donde se puede meter una llave. Esto parece una broma, es sólo un juego, eso debe ser. Saco la llave que me regalo Megan, ¡qué curioso que sea del mismo estilo del que la puerta requiere! Pero ya no hay nada mas que hacer, esto es el fin del camino y no puedo volver, pero me da miedo cruzar la puerta, es un gran misterio, pues no se que es lo que habrá al otro lado. Finalmente meto la llave a la ranura de la puerta y lentamente la giro, hasta que escucho un sonido de >Click< y la puerta, súbitamente se cae para atrás. Confundido, volteo a ver a mi alrededor, y veo que el metro, tal como si fuese sólo una imagen sobre cartón, también cae para atrás, todo se muestra como un escenario ficticio, y el escenario se derrumba y cae. Ahora estoy en completa oscuridad, un silencio inmenso inunda todo el lugar. Y de arriba se proyecta una luz sobre mí y escucho a una muchedumbre aplaudir. Volteo para atrás y veo a todos los escritores a quienes visité. Sergio Jerlob Gus da un paso al frente y dice:
“Felicidades, lo has logrado, has escrito un cuento. Te has escrito a ti mismo como si fueses un personaje, y con eso, has logrado penetrar en el universo literario, ahora tu existencia se vuelve ficticia y puedes acceder a lugares ficticios, vivir historias de fantasía o de misterio, llevar tu vida con drama, con suspenso o con lo que el escritor decida para ti.”

Luego, Megan Nilia se aproxima a mí, me toma de los hombros y dice:
“Ahora que completaste el papel de tu personaje, has podido entrar al Teatro de Ilusiones, donde se encuentran todos los personajes habidos y por haber. Es aquí donde el proceso creativo toma lugar, donde se guardan los títeres cuando ya no se usan y de donde vuelen a salir para que hagan una nueva obra de teatro, la cual la mostramos al escritor cuando está preparado. El Teatro de Ilusiones se encuentra flotando en el universo ficticio, y el boleto a este mundo se llama Imaginación. Ya muchos otros escritores lo han descrito y le han llamado de distintas maneras, como: El país de las maravillas, interzona, R’lyeh, Nunca Jamás, Tir Na Nog, Agartha, los Campos Eliseos, etc. Es sólo cuestión de seguir el camino de la paradoja, para poder llegar al Teatro de las Ilusiones, donde se producen todas las historias.”

Finalmente Tarris Morgonn hace una mueca de sorpresa un tanto sarcástica y dice:
“Así es chico, ahora tu te has convertido en un actor invisible, un inquilino dentro de la mente del escritor. Como actor ficticio, tienes que cumplir un papel dentro de la historia y hasta que no cumplas tu papel, habitaras en la mente del escritor, y merodearas por todos sus recuerdos, todas sus ideas e incluso puedes llegar a instalarte en lo profundo de su ser y salir a flote como una segunda personalidad. Hasta el momento en que el escritor te expulsa de su mente y te plasma con un hechizo de letras en algún papel. Y cuando el cuento o la historia termina, te unes al Teatro de Ilusiones, donde la obra se repite una y otra vez, dependiendo de cuantas veces la lean. Y si eres un buen actor, puedes llegar al estrellato y habitar en la mente de muchos de los espectadores, que a su vez te contratarán para crear nuevas obras de teatro de su invención.”

Eso fue lo que me dijeron los fantasmas de escritores, que son la sombra de alguien real, una ficción y un simulacro. Pues aquí en el Teatro de Ilusiones, todos sabemos actuar, sabemos llevar el drama del personaje que nos toca y sabemos que toda historia tiene un final. Les agradecemos su asistencia a la función y esperamos volverlos a ver, impresos en un libro de colección.

-Se cierra el telón-